viernes, 11 de noviembre de 2011

¿EL FINAL?











jueves, 10 de noviembre de 2011

UN MUNDO SIEMPRE MÁS MIOPE


Salvador Dalì
Ojo a este artículo que encontré en la sección salud y medicina del periódico La Repubblica: bajo mi punto de vista cabe echarle un vistazo porque es muy interesante el contenido. A ver si ustedes también piensan lo mismo que yo al leerlo y le encuentran su extensión simbólica... Yo apuesto que sí, pero vamos a ver quién lo consigue... Obviamente espero como siempre comentarios.
De todas formas aquí lo pueden encontrar con mi traducción al castellano. La fuente original está en la versión online del periódico.
¿Qué más puedo decirles sino “hasta la vista”, Caminantes? 
 
* * * 
 
Es un mundo siempre más miope. ¿La causa? Ya no miramos el horizonte.

Un estudio de dos investigadores de la Universidad de Cambridge: en los paises tecnológicamente avanzados se sufre siempre más por ese disturbio de la vista que afecta a un miliardo y medio de personas en el mundo. Y la culpa no es del PC o de la TV. Es que pasamos muy poco tiempo al aire libre.

   Ya no sabemos mirar a lo lejos. De tanto enfocar pantallas u hojas de papel, los ojos han perdido la costumbre de mirar hacia el horizonte. Y entre las consecuencias figura el aumento de la miopia en los paises industrializados. En los Estados Unidos el disturbio de la vista más común que existe (un miliardo y medio de personas en el mundo) ha aumentado del 25% del 1972 al 42% del 2004. Singapur, con la incidencia más alta del mundo, llega al 80%, mientras que un italiano sobre cuatro es miope, constringido muy a menudo a llevar gafas entre la edad de la escuela elemental y la de la universidad.

Pero los libros, la televisión y ordenadores parecen esta vez ser inocentes. Ni zanahorias ni arándanos ya son considerados una panacea. Las principales enemigas de la miopia son las horas pasadas al aire libre. Lo habían empezado a notar hace uno cuantos años, y hoy un estudio en curso presentado a la American Academy of Ophtalmology de Orlando -Florida- confirma que cada hora más durante la semana pasada al aire libre hace que la probabilidad de volverse miopes disminuya del 2% en niños y adolescentes.
Los chicos obligados a llevar gafas tienen la costumbre de pasar fuera de casa 3,7 horas por semana menos que los con 10 dioptrías, según los datos persentados por los dos investigadores de la Universidad de Cambridge, Antony Khawaja y Justin Sherwin.

Singapur
Los beneficios del aire libre no se limitan pues a la buena línea y al metabolismo. Las posibles razones por las cuales salir de casa protege de la miopia son dos. Por un lado la luz natural, mucho más brillante que los bombillos, protege la forma del globo del ojo estimulando en la retina la producción de dopamina, un neurotransmetidor que juega entre otras cosas el papel de limitar el crecimiento del globo ocular mismo. Por el otro lado, cuando nos encontramos al aire libre nuestro ojo tiende naturalmente a enfocar los objetos más lejanos, o hasta el horizonte si nos encontramos fuera de las ciudades.

La investigación junta los datos de ocho estudios llevados a cabo en los últimos cuatro años, por un total de 10.400 entre niños y adolescentes observados, donde se medía por un lado la calidad de la vista y por el otro el estilo de vida. Mientras ha resultado muy clara la relación entre la salud de los ojos y el tiempo pasado fuera de casa, ningún dato ha demostrado que la miopia es un efecto directo de las horas pasadas leyendo libros, delante de la TV o de todas formas enfocando objetos que se encuentran a una distancia de unos 30 centímetros.

Una playa de Australia
Parece entonces desacreditada también la idea por la cual la lectura y las pantallas “cansan los ojos” causando la deformación del globo ocular -disturbio que de todas maneras queda en buena parte determinado por los genes heredados-. Ni el deporte en sí mismo, practicado dentro de gimnasios o lugares cerrados, ayudaría a mantener la capacidad de ver lejos.

No es un caso que, pensando en el promedio del patrimonio genético, los niños con el “ojo de águila” son los estudiados en Australia, país de luz clara y horizontes vastos donde las horas pasadas al aire libre -14 por semana- son muchas más con respecto a Singapur -sólo                                                                                      3  horas por semana-, la capital de las dioptrías que faltan.


miércoles, 9 de noviembre de 2011

BERLIN Y OTROS MUROS

    
En el día de hoy, 9 de noviembre, muchos han sido los que han celebrado el aniversario de la caida del Muro de Berlín hace 21 años. Y muchos más los que lo harán esta noche, en Alemania como en otras partes de mundo, recordando la absurdidad de una reclusión forzada durada más de cuatro décadas.


Rio de Janeiro
Entre EEUU y México
Entre EEUU y México
Entre Israel y Territorios Ocupados
   










     Recuerdo personalmente de manera muy nítida las imágenes impactantes de hombres derribando pedazos de la baja muralla a golpe de martillo o con el peso de sus cuerpos, secuencias que mostraban personas que, desde el lado del oeste, ayudaban a otras a trepar el muro para luego abrazarse como quien vuelve a encontrar a un amigo después de largo tiempo. Fotogramas ésos que llegaban por televisión en el telediario de las 8 de la tarde y que no podían sino clavarse en la memoria de un niño de 9 años para aflorar periodicamente tal como río subterraneo a cada aniversario del suceso, exactamente como lo hacen hoy. Pero personalmente yo no tengo mucho que festejar: aún quedan muchos muros que derribar en muchas partes del mundo, barreras que, igualmente a la pluricelebrada berlinés, dividen territorios, parten en dos vidas de hombres y mujeres aprisionados y segregados, o intentan de forma absurda contener el peligro aparente de la libre circulación de personas imponiendo forzosamente fronteras artificiales. Me refiero a unos de los intolerables muros que gozan menos popularidad -pero no son menos reales, tal como la violencia que imponen y con que se imponen- osea él que divide el Estado de Israel de los Territorios Palestinos, él que corre por el desierto a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México, a los que separan los barrios residenciales de las ciudades latinoamericanas de las favelas, o -sin ir más lejos- a todos los muros construidos en nuestras ciudades italianas para ocultar a la vista zonas degradadas y pobres de otras de tránsito masivo urbano. Para no hablar de los muros que no vemos, porque no son de ladrillos o de cemento, pero existen aún siendo simbólicos, y nos rodean a nosotros mismos en nuestra cotidianidad marcando fronteras entre lo posible y lo imposible, entre lo soñable y lo prohibido.

 
 
A este propósito y en esta ocasión les quiero aconsejar a tod@s la visión de dos películas muy buenas que el año pasado han constituido el tema de un seminario muy interesante: “Los limoneros” / “Etz limon” (2008), delicada película israelí de Eran Riklis, y la pluripremiada “La Zona” (2007), del mejicano Rodrigo Pla. Se pueden encontrar con facilidad en la red (a través de eMule) u, obviamente, me las pueden pedir y yo se las pasaré gustosamente. Las canciones que escucharán a continuación son del cantautor mejicano Fernando Delgadillo, cuyos arpeggiatos tocan mis cuerdas de manera muy intensa. A ver si a ustedes también les hace vibrar. Hasta pronto Caminantes.


martes, 8 de noviembre de 2011

PALABRAS PARA BEA: UN POEMA DE WILLIAM OSPINA

Aquí hubo un mar hace un millón de años.
El hombre no lo sabe, más la piedra se acuerda.
Pártela: hay un cangrejo en sus entrañas,
Todo de piedra ya, forma magnífica
Que se negó a ser polvo.
Ante el peñasco y el guijarro, piensa
Que acaso fueron seres dolorosos,
Sangre y pulmones palpitantes.
Entre la ciega roca
Y el trémolo extasiado de la salamandra
Tan sólo hay tiempo.


William Ospina (Padua -Colombia- 1954)