miércoles, 9 de noviembre de 2011

BERLIN Y OTROS MUROS

    
En el día de hoy, 9 de noviembre, muchos han sido los que han celebrado el aniversario de la caida del Muro de Berlín hace 21 años. Y muchos más los que lo harán esta noche, en Alemania como en otras partes de mundo, recordando la absurdidad de una reclusión forzada durada más de cuatro décadas.


Rio de Janeiro
Entre EEUU y México
Entre EEUU y México
Entre Israel y Territorios Ocupados
   










     Recuerdo personalmente de manera muy nítida las imágenes impactantes de hombres derribando pedazos de la baja muralla a golpe de martillo o con el peso de sus cuerpos, secuencias que mostraban personas que, desde el lado del oeste, ayudaban a otras a trepar el muro para luego abrazarse como quien vuelve a encontrar a un amigo después de largo tiempo. Fotogramas ésos que llegaban por televisión en el telediario de las 8 de la tarde y que no podían sino clavarse en la memoria de un niño de 9 años para aflorar periodicamente tal como río subterraneo a cada aniversario del suceso, exactamente como lo hacen hoy. Pero personalmente yo no tengo mucho que festejar: aún quedan muchos muros que derribar en muchas partes del mundo, barreras que, igualmente a la pluricelebrada berlinés, dividen territorios, parten en dos vidas de hombres y mujeres aprisionados y segregados, o intentan de forma absurda contener el peligro aparente de la libre circulación de personas imponiendo forzosamente fronteras artificiales. Me refiero a unos de los intolerables muros que gozan menos popularidad -pero no son menos reales, tal como la violencia que imponen y con que se imponen- osea él que divide el Estado de Israel de los Territorios Palestinos, él que corre por el desierto a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México, a los que separan los barrios residenciales de las ciudades latinoamericanas de las favelas, o -sin ir más lejos- a todos los muros construidos en nuestras ciudades italianas para ocultar a la vista zonas degradadas y pobres de otras de tránsito masivo urbano. Para no hablar de los muros que no vemos, porque no son de ladrillos o de cemento, pero existen aún siendo simbólicos, y nos rodean a nosotros mismos en nuestra cotidianidad marcando fronteras entre lo posible y lo imposible, entre lo soñable y lo prohibido.

 
 
A este propósito y en esta ocasión les quiero aconsejar a tod@s la visión de dos películas muy buenas que el año pasado han constituido el tema de un seminario muy interesante: “Los limoneros” / “Etz limon” (2008), delicada película israelí de Eran Riklis, y la pluripremiada “La Zona” (2007), del mejicano Rodrigo Pla. Se pueden encontrar con facilidad en la red (a través de eMule) u, obviamente, me las pueden pedir y yo se las pasaré gustosamente. Las canciones que escucharán a continuación son del cantautor mejicano Fernando Delgadillo, cuyos arpeggiatos tocan mis cuerdas de manera muy intensa. A ver si a ustedes también les hace vibrar. Hasta pronto Caminantes.


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