sábado, 28 de enero de 2012

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viernes, 27 de enero de 2012

SHOAH Y PORRAJMOS: ¿SÓLO UN DÍA PARA LA MEMORIA?

 
- “¿Otra vez la historia del Holocausto de los judíos, Profe? Basta ya...llevo toda la vida escuchando cada año la misma cantaleta de siempre... ¡Qué aburrido!”-

Palabra más, palabra menos, éste ha sido el comentario que esta mañana he recibido al preguntar a l@s estudiantes de una de las escuelas donde trabajo qué sabían sobre la jornada de hoy, 27 de enero, conocida en Italia como “Giornata della memoria”.
Hubiera podido escuchar semejante comentario , exquisitamente salpicado de proxemia padana en cualquier rincón de las calles de la ciudad donde vivo, pero recibirlo precisamente en un aula de un Instituto me ha parecido más interesante y menos descontado, así que permítanme, querid@s Caminantes, volver a coger el camino de nuestro blog utilizando ese comentario como punto de arranque para una reflexión que abarca el sentido y el contrasentido de la jornada que se celebra hoy.
Como leo en la Circular Ministerial  que desde hace unos días nos llegó a Profesores y alumn@s italian@s, lo que se conmemora hoy 27 de enero es “la tragedia de la Shoah padecida por el pueblo judío durante la segunda guerra mundial”.
No es mi intención hacer aquí un recuento de lo que pasó durante esa triste época de la historia alemana e italiana –lo cual sí sería aburridor de verdad; para eso sirven los manuales de historia- sino que me gustaría detenerme sobre dos elementos que caracterizan desde siempre esta conmemoración, osea “la etiqueta” que se le pone encima a la jornada dedicada al recuerdo, y el “uso de la memoria colectiva” que a través de ése se intenta perpetuar.

Viñeta provocadora que retrata un sentimiento difuso entre italianos

1- La “etiqueta”. Todos los documentos oficiales e institucionales relativos al 27 de enero hacen referencia a la Shoah, que es el correspondiente en idioma hebraico de la palabra Holocausto: de esta forma se monopoliza la atención y se hace que se cree la asociación unívoca y exclusiva entre “campos de concentración” y “judíos”. Nada más parcial y excluyente que esta operación de apoderamiento de la memoria histórica y de su transmisión a las jóvenes generaciones. Nombrar sólo una parte de las víctimas de esa innegable tragedia es traicionar el concepto y la naturaleza misma de Memoria, que debería ser una operación honesta de inclusión y reconocimiento lo más objetiva posible. Excluir a las demás víctimas que padecieron cuanto menos las mismas penas que el pueblo judío, osea los pueblos Rom y Sinti, junto con los homosexuales, los discapacitados físicos y mentales, y los opositores políticos al régimen nazifascista, es algo más cercano al Olvido que a la Memoria.

Las ideas pseudocientíficas de la eugenesia que los nazis abrazaban envolvían también al pueblo gitano en cuanto parte de la supuesta “raza aria” –por proceder ellos también de la misma oleada de migraciones indoeuropeas del I milenio a.C. del norte de la India hacia Europa- a la que pertenecerían los pueblos europeos. Pero el “problema” de los gitanos era que en la opinión de los pseudocientíficos alemanes ellos tenían algunos defectos genéticos adquiridos que los ”hermanos mayores” nazis debían corregir a toda costa a través del internamiento en los campos de concentración. En pocas palabras, si por un lado el pueblo judío pertenecía a una raza simplemente inferior y peligrosa para las demás, y que por tato debería ser físicamente eliminada de la faz de la Tierra, por el otro los gitanos debian ser curados y reconducidos a la familia original cual un Hijo Pródigo buscando y extirpándoles el fantasmagórico “gen del nomadismo”.
Así sólo se pueden explicar los crueles e inhumanos experimentos que erroneamente pensamos destinados a los judíos. Esta expecificación obviamente nada le quita a la gravedad de la tragedia que ambos pueblos padecieron, que quede muy claro, pero puede servir para matizar y redimensionar la percepción que tenemos de esa historia y reflexionar también sobre cómo se utiliza y consuma la memoria vehiculando significados y constryendo sentidos de acontecimientos históricos para fines no siempre nobles e irreprochables.

2- La memoria colectiva no sólo se tiene y se conserva, sino que también se utiliza. Si la retórica de los discursos oficiales e institucionales dirige la atención sólo hacia un grupo de individuos excluyendo a otros partiendo de las “etiquetas” –no muy a menudo se escucha llamar el Holocausto también “Porrajmós”, osea con el nombre en la lengua de los gitanos- ya vimos que es para otorgarle al grupo elegido el derecho de apropiarse de esa memoria,y por consecuencia de utilizar como se le antoje a él, según sus intereses.
La pérdida progresiva de tierras del pueblo palestino
Después de la fin del conflicto mundial, precisamente en 1948, ya saben que una parte de los judíos europeos y americanos –los sionistas- lograron crear un Estado sólo para ellos mismos en la tierra que ellos reclamaban como propia por derecho divino, la Tierra Prometida del pueblo elegido por el Dios del Antiguo Testamento, invadiendo literalmente los territorios habitados por los árabes palestinos, quienes de repente se vieron forzados a abandonar sus hogares y tierras y fueron expulsados de los asentamientos que crearon los colonos judíos recién llegados y empujados hacia una franja cada año siempre más estrecha. En muchas ocasiones he tenido la oportunidad de familiarizarlos con el conflicto israelo-palestino y con lo absurdo de la condición de vida de ese pueblo olvidado, pero aquí y hoy es cabal reanuar los lazos que unen la Shoah con el uso político de la memoria de ese acontecimiento.
Perpetuar obsesivamente como un dogma una parte de memoria histórica colectiva sirve pues para crear el consenso generalizado de la opinión pública internacional sobre las políticas del moderno Estado de Israel y justificar su guerra asimétrica contra el pueblo palestino -que dura ya desde hace más de 64 años prácticamente-, pueblo y Estado que, dicho sea, aún no es reconocido por la mayoría de los Estados del mundo. En fin, he aquí la tremenda contradicción y el contrasentido de una conmemoración parcial e interesada: por un lado se crea una versión fija y monolítica de la historia, y por el otro se utiliza ésta para justificar y aceptar tácitamente o ignorar intolerables abusos perpetrados desde hace décadas.
No insistiré –ya lo he dicho muchss veces- en el hecho de que los territorios donde intenta sobrevivir el pueblo palestino sean efectivamente un gran campo de concentración de masa circundado por válicos y murallas, porque simplemente es una evidencia.  

Hannah Arendt
En fin, quisiera hacer a guisa de colofón una última y breve consideración para desvelar otra faceta oculta de esta celebración de hoy. Encerrar un hecho histórico en una cómoda fórmula que se vuelve dogma y verdad quiere decir convertirla en monumentos estáticos, siempre más lejanos e incomprensibles. Sería por lo tanto un error pensar el Holocausto como “el mal absoluto”, o “el punto más bajo de la moral humana”, que jamás podrá repetise y volver a ser realidad: este concepto lo ha explicado mejor que cualquier otro la grande Hanna Arendt en su obra “La banalidad del mal”, un texto fundamental para entender que el hombre puede recorrer muchas veces las mismas sendas de odio e intolerancia y volver a hundirse en la barbarie. En otras palabras, lo que se intenta exorcizar a través de cómodas y a veces asépticas manifestaciones-happenings podría volver a suceder, quizás con otras modalidades operativas y bajo distintas banderas en cualquier otra parte del mundo a cualquier latitud. Mejor dicho, ahora también, precisamente en este instante en que están leyendo estas lineas, se están realizando otros Holocaustos que nadie hoy recordará.



Aquí les adjunto el primero de una serie de videos en italianos sobre el “Porrajmós” que les aconsejo para profundizar el tema como buen@s Caminantes que son. El resto lo encuentran todo en Youtube. A continuación he aquí también el trailer de una pelìcula alemana de 2008 que les aconsejo por tener mucha atinencia con el tema de hoy: se trata de "La Ola" de Dennis Gansel, que narra la historia de una semana de co-gestiión en una escuela secundaria alemana, donde ocurre lo imprevisible. Si quieren se la paso con mucho gusto, en castellano obviamente.
Buena visión a tod@s.