Salvador Dalì |
Ojo a este artículo que encontré en la sección salud y medicina del periódico La Repubblica: bajo mi punto de vista cabe echarle un vistazo porque es muy interesante el contenido. A ver si ustedes también piensan lo mismo que yo al leerlo y le encuentran su extensión simbólica... Yo apuesto que sí, pero vamos a ver quién lo consigue... Obviamente espero como siempre comentarios.
De todas formas aquí lo pueden encontrar con mi traducción al castellano. La fuente original está en la versión online del periódico.
¿Qué más puedo decirles sino “hasta la vista”, Caminantes?
* * *
Es un mundo siempre más miope. ¿La causa? Ya no miramos el horizonte.
Pero los libros, la televisión y ordenadores parecen esta vez ser inocentes. Ni zanahorias ni arándanos ya son considerados una panacea. Las principales enemigas de la miopia son las horas pasadas al aire libre. Lo habían empezado a notar hace uno cuantos años, y hoy un estudio en curso presentado a la American Academy of Ophtalmology de Orlando -Florida- confirma que cada hora más durante la semana pasada al aire libre hace que la probabilidad de volverse miopes disminuya del 2% en niños y adolescentes.
Los chicos obligados a llevar gafas tienen la costumbre de pasar fuera de casa 3,7 horas por semana menos que los con 10 dioptrías, según los datos persentados por los dos investigadores de la Universidad de Cambridge, Antony Khawaja y Justin Sherwin.
Singapur |
La investigación junta los datos de ocho estudios llevados a cabo en los últimos cuatro años, por un total de 10.400 entre niños y adolescentes observados, donde se medía por un lado la calidad de la vista y por el otro el estilo de vida. Mientras ha resultado muy clara la relación entre la salud de los ojos y el tiempo pasado fuera de casa, ningún dato ha demostrado que la miopia es un efecto directo de las horas pasadas leyendo libros, delante de la TV o de todas formas enfocando objetos que se encuentran a una distancia de unos 30 centímetros.
Una playa de Australia |
No es un caso que, pensando en el promedio del patrimonio genético, los niños con el “ojo de águila” son los estudiados en Australia, país de luz clara y horizontes vastos donde las horas pasadas al aire libre -14 por semana- son muchas más con respecto a Singapur -sólo 3 horas por semana-, la capital de las dioptrías que faltan.
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