Ganador del premio Oscar como mejor cortometraje
animado en 2012, "The Fantastic Flying Books of Mr. Morris Lessmore" de William
Joyce y Brandon Oldenburg es un homenaje a los libros y a la literatura en
general.
Construido gracias sobre un andamiaje poético potenciado por una banda
sonora emocionante, tiene colores y líneas de absoluta calidad, y sus imágenes
evocan fuertes emociones. Es un homenaje al libro –y a la literatura en
general- concebido como guía, tesorero de signos que son palabras.
El libro
como ser viviente que necesita ser curado y amado porque con su inmortalidad
nos sobrevive. Las ideas, las historias y los personajes que guardan y liberan para
el alma y las vidas de quienes saben escuchar su voz quedan para el presente y
el futuro de la humanidad.
Buena
visión, Caminantes, y hasta la próxima página.
Éste que va a continuación es el soliloquio más
famoso del drama español, tomado de la obra “La vida es sueño” de Pedro Calderón
de la Barca (Madrid, 1600-1681). Ocurre al final del primer acto, cuando el
protagonista, el principe encadenado Segismundo, desde la torre en la cual se encuentra encerrado piensa
en la vida, en sus ilusiones y en la libertad.
El fragmento es tomado de la adaptación televisiva de la obra dirigida por Pedro Amalio López para RTVE en 1964 y
protagonizada por Julio Nuñez.
“ [...] Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento
escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡ desdicha fuerte !
¿Que hay quien intente
reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?
Sueña el rico en
su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana
y pretende,
sueña el que agravia
y ofende,
y en el mundo,
en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende. Yo sueño que estoy
aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en
otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida?
Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien
es pequeño:
que toda la vida
es sueño,
y los sueños, sueños son”
«El sueño de
la razón produce monstruos», F. Goya, grabado n.º 43 de Los Caprichos de 1799.
"Cuando
estaba el Duce, Mussolini, ¡los
trenes siempre llegaban puntuales!” Quien tiene mi edad se acordará de esta frase impregnada de cinismo
hasta la médula que hace años se solía escuchar en muchas
ocasiones y que, dependiendo de los casos, había de interpretarse
como broma o como ímpetu de nostalgia de sentimientos de cuño
fascista duros a morir. Hoy, un 28 de enero, me daría por contestar
a esa broma algo que suena como “Es
verdad, cuando estaba él, los trenes sí llegaban y salían
puntuales, pero porque estaban llenos de deportados judíos y
opositores políticos enviados puntualmente a los campos de
concentracíón”. En
nuestra Italia, es notorio, se sufre endemicamente de desmemoria, y
no es cosa rara que hasta políticos y personajes públicos hagan
publicamente declaraciones rehabilitatorias y revisionistas acerca
del fascismo y sus responsabilidades históricas asentadas e
incontrovertibles. A continuación, querid@s
Caminantes, el artículo de El País de esta mañana acerca del
“disparate” que el ex primer Ministro S. Berlusconi soltó ayer
durante el acto de conmemoración del Holocausto en Milán.
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El ex primer ministro S.B. ayer durante la ceremonia, junto a M.Monti y su esposa
“Mussolini
hizo cosas buenas en Italia”: el ex primer ministro italiano
realiza estas declaraciones en la Jornada de la Memoria de las
Víctimas del Holocausto:
Nada de lo que hace o dice Silvio Berlusconi es fruto de la
casualidad. Sus declaraciones suelen tener siempre un objetivo,
hacer girar sobre sí la agenda política y periodística italiana
y, de paso, enviar un guiño a su posible electorado. Y las palabras
de justificación del dictador Benito Mussolini, con ocasión de un
acto en memoria a las víctimas del Holocausto, buscan con toda
seguridad rebañar los votos de la intolerante ultraderecha italiana
a un mes de las elecciones generales. Cuando un periodista preguntó
al ex primer ministro qué se le puede decir a los jóvenes sobre la
responsabilidad de Italia durante el fascismo y la guerra,
Berlusconi respondió: “Es difícil ahora meterse en los zapatos
de quien decidió entonces, y ciertamente aquel gobierno, ante el
temor de que la potencia alemana se materializase en una victoria
general, prefirió ser aliado de Hitler en lugar de oponerse. Dentro
de esa alianza, el exterminio contra los judíos fue una imposición.
Por tanto, el hecho de las leyes raciales es la peor culpa de un
líder, Mussolini, que en tantas otras cosas hizo bien”.
Luego, para terminar de arreglarlo, quitó importancia a la
responsabilidad de Italia en comparación con la de Alemania:
“Nuestra connivencia no fue del todo consciente”. Todo ello en
el transcurso de un acto celebrado en Milán para honrar la memoria
de las víctimas del Holocausto y al que también asistió el actual
primer ministro, Mario Monti. Las palabras de Berlusconi fueron
rechazadas por la mayoría de los líderes políticos italianos,
pero fue Renzo Gattegna, presidente de la unión de comunidades
judías en Italia, quien primero recurrió a la historia para poner
las cosas en su sitio: “Las leyes raciales se aprobaron mucho
antes de la guerra, se llevaron a cabo con plena autonomía, bajo la
entera responsabilidad de un régimen fascista que luego fue aliado
y cómplice voluntario de la Alemania nazi”.
Si, habitual y conscientemente, Berlusconi pone en circulación
alguna declaración estrepitosa para suscitar el debate y el resto
entra más o menos alegremente al trapo, lo que recorrió todo el
arco político fue un escalofrío de vergüenza y de indignación.
“Es repugnante que justo en el día de la memoria del Holocausto,
Berlusconi se dedique a rehabilitar a Mussolini”, declaró la
europarlamentaria del Partido Democrático (PD) Deborah
Serracchiani. “Sus palabras son una vergüenza para Italia ante el
mundo”, se lamentó el juez siciliano Antonio Ingroia, ahora
candidato del partido de la Revolución Civil. Por su parte, el
ministro Andrea Riccardi, fundador de la comunidad de San Egidio,
añadió: “No se puede pretender que el fascismo fuese un buen
sistema y trajese solo algunos inconvenientes”. Pero quien, más
allá de la indignación, acertó a indagar en el por qué de las
palabras del viejo político, ahora de nuevo candidato del Pueblo de
la Libertad (PDL) a la presidencia del Gobierno, fue Carmelo
Briguglio, diputado de FLI (Futuro y Libertad para Italia):
“Berlusconi usa a Mussolini como cebo para los votantes
nostálgicos. Horrible y ridículo”.