lunes, 11 de febrero de 2013

"IL GRAN RIFIUTO" DEL SIGLO XXI: CUANDO HASTA EL PAPA RENUNCIA




    La noticia de la “renuntiatio romana” del Papa Benedicto XVI el día de hoy, 11 de Febrero, aniversario de los Pactos Lateranenses, acaba de llegar por las agencias de prensa y ya ha sacudido medio mundo, dejándolo entre aturdido y desamparado.
Es oficial: el Papa ha decidido renunciar por motivos “de salud”, y resulta imposible dejar de pensar en un ilustre predecesor suyo, el famoso Papa Celestino V, ese del “gran rifiuto” dantesco, o al periodo de la Edad Media que se suele llamar “Cautividad Avignonense” que culminó con el Gran Cisma de Occidente, cuando coexistieron durante años hasta tres Papas en Europa, en medio de conflictos de poderes e intereses, tanto económicos cuanto simbólicos.
Pero en este caso, volviendo a nuestros dias, la decisión del Pontífice alemán llega en un momento de profunda crisis de la fe tradicional y de la institución eclesiástica romana, siempre más alejada del hombre contemporáneo y de su sensibilidad en materia de conductas sexuales, derechos civiles y moral, tanto en Europa como en el mundo entero, dejando el paso a una infinidad de preguntas e inquietudes acerca de sus consecuencias.
¿ Acaso esta renuncia epocal abrirá las puertas a una nueva era para la Iglesia de Roma?
¿Será capaz de interpretar y aprovechar la oportunidad de renovarse y humanizarse?
Mientras tanto, para no equivocarse, medio mundo ya empieza a persignarse. Por si acaso.
    

A continuación, la traducción al castellano del anuncio oficial de su renuncia pronunciado en latín:

Queridísimos hermanos,
los he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia.
Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando.
Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado.
Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.
Queridísimos hermanos, les doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos.
Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria.”


(Cita inevitable: extracto del filme de Nanni Moretti "Habemus Papam", de 2011, con Michel Piccoli)


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