Todas las sociedades organizan ceremonias para conmemorar, celebrar o dar “el último saludo” a personas y eventos del calendario. La Vida y la Muerte, cada comienza y cada final, así como todo lo que concierne al cuerpo son, en la universalidad de las sociedades humanas, objetos de ceremonia. En estos días vamos entonces a detenernos en nuestra marcha sobre el origen y el sentido profundo de esta festividad del “día de Todos los Muertos”/ “Halloween”. In primis hay que tomar en cuenta que cada actividad ritual (osea todo tipo de fiesta, sea religiosa o no) suele desarrollarse en los momentos transcendentales de cambio de la existencia individual o colectiva y nace de nuestras propias emociones. “Ritualizar” consiste en traducir esas emociones que albergan tanto en el síngulo hombre como en la totalidad de un grupo, en un relato simbólico, como lo es efectivamente el mito, que es a su vez una modalidad para dar sentido a las ocurrencias de la vida en cuanto fenómenos de la naturaleza. Siempre el hombre ha necesitado “explicarse” el porqué de las cosas, en todas las edades desde la prehistoria, ha inventado formas y complejos sistemas narrativos para codificarlas, para “dominarlas” y no ser dominado por ellas, como en cambio ocurre en el reino animal. Para nosotros nada ocurre “así porque sí”.
Dicho esto, vamos a ver brevemente sin pretensiones de exaustividad qué es la festividad religiosa cristiana del “Día de lo muertos”, de dónde procede, y qué relaciones tiene con otras tradiciones como la celta de “Halloween”, intentando mostrar el substrato común que hoy les permite yustaponerse y fusionarse entre ellas en nuestras sociedades de la era consumística.
El célebre escritor siciliano Leonardo Sciascia decía que “el cristianismo permitía esas explosiones propiamente paganas, en el sentido más corriente de la palabra paganismo; esos rituales, esas fiestas, esa proyección y personificación de la materia y de las instancias de los mitos, por su constante actualidad en la vida de las comunidades”. Esta definición se ajusta de forma perfecta a una fiesta como la de “Todos los Santos”, considerada un unicum con el “Día de los muertos”, jornadas aparentemente dedicadas al luto y al dolor, pero que en muchas partes del mundo cristiano y católico se vive de forma alegre y lúdica, dedicada príncipalmente a los niños y al valor simbólico de la comida, principalmente en los países mediterraneos y en la América hispanizada.
![]() |
Panoramix, el Druido |
El Papa Gregorio III fue el primero que estableció la fiesta en el calendario religioso, ya que la Iglesia católica no conseguía extirpar los antiguos cultos paganos de la cultura celta de los pueblos del norte de Europa, cuyo calendario indicaba el 31 de octubre como último día del año, corrió la fiesta de “Todos los Santos” del 1 de mayo al 1 de noviembre esperando así poder otorgar un nuevo significado cristiano a esos ritos profanos.
Según el año druídico, el 1 de noviembre era el “Samhain”-palabra celta que significa literalmente “todas las almas”- el final del año para la actividad pastoricia y primer día del invierno, cuando la noche se vuelve más larga del día, el comienzo del reino semestral de la Oscuridad, cuando las horas de oscuridad son más que las horas de luz. Una Noche Buena hecha y derecha, en fin una buena ocasión para celebrar el final de un ciclo y el comienzo de otro. Esta vigilia se llamó "All Hallows' Eve" (Vigilia de Todos los Santos) y con el paso del tiempo su importancia fue creciendo y su pronunciación fue cambiando hasta terminar en lo que hoy conocemos como "Halloween".

Antes se ha dicho de paso que la ritualidad del Día de los muertos cristiano tiene mucho que ver con los niños y la simbólica de la comida, entendida como don, como regalo. En la tradición del area mediterranea se suelen regalar dulces particulares a los niños -los llamados “dulces de los muertos”, cuya característica común es la presencia de habas, porque en la antiguedad se pensaba fuese la comida de los difuntos- y se llevan flores y adornos a las tumbas de los familiares difuntos. Toda esta ritualidad se basa en el concepto de “don” que en la vida de todos los días se traduce con la frase “sólo es un detalle” (nuestro “basta il pensiero” italiano): los padres y familiares solían tradicionalmente externar su afecto diciendo que el regalo lo hacen los muertos, y de esta forma vehiculan también el mensaje importante de la tradición y de la identidad que los vinculan en cuanto vivos al mundo de los muertos. Además, este elemento simbólico y ritual del don es para que los niños aprendan a vivir una relación tranquila y “natural” con la muerte, una lección que se concretiza también a través de la exorcización de un lugar como el cementerio. Junto a los niños las comunidades visitan a sus difuntos en los camposantos: no es raro ni casual que hasta en nuestros días sobrevive la tradición de almorzar y cenar sobre las tumbas o en las capillas de familias, una práctica ésta que se puede encontrar vigente en la América central, en países como México para citar uno.

De todos modos, y de cualquier forma ustedes hayan querido celebrarla, espero que hayan pasado una feliz Noche Buena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario